La ministra de defensa Carme Chacón nació con «el corazón al revés», con un ventrículo obturado y una disposición anormal de los grandes vasos sanguíneos. Ni la aorta ni la vena cava ni la arteria pulmonarestaban en su sitio. La niña nació, escuchimizada y frágil como un pollito, ni siquiera le pusieron nombre. Los médicos aseguraban un mal futuro, La llamaron Carme. Diez años después, cuando la tecnología médica lo permitio.