El viejo refrán «a caballo regalado, no hay que mirarle el diente» es sentencia que nos recomienda no ser muy exigentes con las cosas que obtenemos gratuitamente.
Su origen está relacionado con el método que los expertos emplean para calcular con bastante aproximación la edad de los caballos: mirándoles la dentadura
Su origen está relacionado con el método que los expertos emplean para calcular con bastante aproximación la edad de los caballos: mirándoles la dentadura
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